La Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile es el evento más importante del campo a nivel nacional. En su 20º versión fue titulada como Diálogos impostergables, con más de 450 expositores fue planteada como una invitación a entender el diseño y la construcción de nuestras ciudades a partir de una visión amplia, que incluye aspiraciones y conocimientos provenientes desde fuera de la disciplina. Este llamado a la arquitectura y el urbanismo invita a pensar en lo impostergable, aquello que la profesión puede entregar a las personas marginadas del ámbito urbano.
Bajo el postulado “No existen buenos proyectos sin la estimulación de diálogos”, el evento buscó promover la discusión entre grupos y personas de distintos sectores. Además, se incorporó el trabajo de artistas nacionales e internacionales que resonaran con la temática convocante, promoviendo discursos de alcance global. Las necesidades actuales del rubro fueron manifestadas en 7 temas: lo común, la participación, la integración, la vulnerabilidad, los recursos, la identidad y el futuro, cada uno representado por un color. Los proyectos se dividieron en seleccionados, destacados y especiales; desprendiéndose 4 sectores: profesional, académico, público y activista, organizados bajo los 7 temas principales. El montaje fue concebido bajo una lógica modular y de serialización, reduciendo costos de ejecución y dando la posibilidad de volver a presentar la muestra total o parcialmente en otro espacio. A la vez, se dio solución a la diversidad de proyectos que se debían instalar, abordando adecuadamente las especificaciones ya definidas y la diversidad de materiales; logrando presentar proyectos como EXIT de la oficina Diller Scofidio, Estudios sobre la Felicidad de Alfredo Jaar y Una Arquitectura del Lugar de Edward Rojas, entre otros.
El evento se organizó en 2 espacios interiores y 1 exterior; requiriendo trabajar distintos formatos que favorecieran la contemplación del público. La Sala Negra acogió los proyectos de los 4 sectores además de conversatorios y presentaciones, la instalación de una cortina automatizada permitió definir instancias y situaciones según la programación. La Sala Blanca albergó los proyectos especiales, de carácter principalmente artístico; mientras que el espacio exterior mostró las obras seleccionadas a los Premios Bienal.
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