El pasado 26 de octubre marcó un hito significativo en la industria minera global con la inauguración de la nueva fase operacional de Teck Quebrada Blanca. Este proyecto, liderado por la empresa canadiense Teck, se destaca como su proyecto minero más grande a nivel mundial. Con la mayor inversión minera en Chile en 15 años, más de US$8.200 millones, se proyecta producir 320 toneladas de cobre en los próximos cinco años.
El evento de la inauguración contó con la participación de más de 500 asistentes, incluyendo figuras destacadas como el CEO de Teck, Jonathan Price, la Vicepresidenta de Sudamérica, Amparo Cornejo, y el Presidente de la República, Gabriel Boric, parte del Gabinete Ministerial, clientes y trabajadores de la empresa.
Desde el inicio, nos sumergimos en el desafío de capturar la esencia del proyecto y transmitirla a través de una experiencia inmersiva. El objetivo estaba claro: fusionar la grandeza industrial con la sostenibilidad y la conexión con la tierra. Nuestro enfoque estratégico se centró en el concepto «El Pulso de la Tierra”. Un hilo conductor que nos llevaba a lo esencial, lo primero, la importancia de la vitalidad, de sus elementos, de la comunidad, el diálogo, el respeto y cuidado por la tierra. También hacía sentido porque nos conecta con nuestro origen, la materia prima, la formación de minerales, los ciclos climáticos que dejan huella y memoria en nuestro territorio. Un significado noble y sensible que estuvo presente en todas las decisiones de diseño y en cada una de las experiencias del evento.
El montaje fue todo un desafío. El puerto de la minera, Punta Patache, Iquique, fue el escogido para recibir a los invitados, este lugar contaba con un terreno irregular y muy limitado además de las condiciones climáticas adversas, propias de la costa de la región. Finalmente se logró montar una estructura Layer con más de 3,000 metros cuadrados, contaba con 4 grandes espacios que guiaron un relato secuencial.
La terraza de bienvenida fue concebida como un espacio corporativo, donde el contraste de la puesta en escena empapaba a los invitados de Teck desde su llegada. Un lugar de recepción donde la vitalidad y la comunidad se volvían a encontrar. Para continuar, se generó un espacio de transición que introducía el concepto principal: El pulso de la tierra. Los invitados procedían a una sala inmersiva, oscura e intrigante, un museo efímero donde se exhibieron muestras arqueológicas rescatadas del proceso de construcción del puerto y minerales propios del territorio norteño. Un gran lienzo acompañaba proyectando una pieza audiovisual y una sonorización envolvente, cautivando y transportando a los invitados al territorio y al centro de nuestra tierra. La sala de ceremonia, ubicada a continuación, fue testigo de una secuencia de hitos inaugurales que dejaron a los espectadores conectados con la esencia de Teck. Gráfica audiovisual acompañó toda la función y cumplió un rol fundamental al proyectar la épica construcción de la mina y puerto. El cierre estuvo a cargo de la orquesta de tarapacá con una musicalización compuesta y dirigida por Hugo Manzi, acompañado de una pieza multimedia que permitía sentir y visualizar el ritmo de la música de Violeta Parra reflejados en elementos de la tierra. Estratégicamente se guardó la vista al puerto para el final. Se diseñó un momento de distensión y cocktail en una gran terraza con increíbles vistas panorámicas al mar como una oda visual a la monumentalidad de la industria, creando una conexión emocional única entre los asistentes.
Adicionalmente, en la Concentradora, ubicada a más de 4300 metros sobre el nivel del mar, se concibió la idea de un mirador que sirviera como testimonio arquitectónico de la imponente magnitud del lugar recién inaugurado. Este proyecto se desarrolló con el concepto de resaltar el pulso de la tierra, fundamentando su creación en la integración y el respeto por el entorno. El acceso al mirador se diseñó considerando pircas que marcan el límite entre las vías vehiculares existentes y el área no intervenida. Para llegar al punto más alto de Quebrada Blanca, donde se encuentra el mirador, se implementó una pasarela que se posa sobre el terreno. En cada quiebre de esta pasarela, se erigen tótems de acero corten que transmiten los valores fundamentales de la compañía. El mirador, concebido como una estructura mecanizada para minimizar su impacto en el entorno, está revestido con acero corten oxidado que simula la producción de cobre. Su diseño elevado del terreno busca intervenir en la menor medida posible en el paisaje circundante, manteniendo así un equilibrio armonioso con la naturaleza que lo rodea.
En conclusión, diseñar esta experiencia fue un ejercicio colaborativo y apasionante que buscó trascender los límites convencionales. Al celebrar la inauguración de Teck Quebrada Blanca, no solo quisimos crear un evento memorable, sino también dejar una impronta duradera que refleje la innovación, la sostenibilidad y la conexión con la tierra. Estamos agradecidos por la oportunidad de contribuir a este hito histórico y esperamos que esta experiencia perdure en la memoria de todos los involucrados.
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